Tras cuatro años de silencio,
El Petit de Cal Eril regresa con Eril Eril Eril (Bankrobber, 2025), su noveno disco de estudio. Grabado en el Teatre de Ca l’Eril y producido por el estadounidense Luke Temple, el disco fue grabado como un falso directo por Paco Loco y masterizado por Heba Kadry. La mezcla la firma Jordi Matas, quien forma parte del núcleo habitual de la banda junto a Ildefons Alonso y Dani Comas. La grabación marca una vuelta a la esencia más desnuda del grupo: menos artificio, más carne en el asador y más autenticidad.
Eril Eril Eril suena como un susurro en mitad del ruido. Es un disco que se ha tomado su tiempo y eso se nota en sus ritmos cálidos y las letras que miran hacia adentro sin perder el hilo de lo colectivo. Joan Pons, con la voz más clara que nunca, canta desde un lugar más consciente, más maduro, con canciones como “Aigua fosca” o “Ni rei, ni déu, ni pàtria”, que remueven sin necesidad de levantar la voz. Duda, identidad, tiempo: los temas de siempre, pero con otra perspectiva. El disco es también un pequeño manifiesto vital.
Como en la novela
Sostiene Pereira, hay una invitación al descanso, a parar la maquinaria para entender desde dónde se vive y se crea. Eso se traduce no solo en las canciones, sino también en la puesta en escena: una gira dentro de un iglú inflable construido con telas de globos aerostáticos reutilizados por el artista Jordi Enrich, donde el grupo tocará ante 350 personas en cada concierto. Otra forma de estar en el mundo, y en la música. Una disco sereno que merece ser escuchada con atención y sin prisas.
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